¿Nunca os habéis preguntado qué pasaría si pudierais borrar por completo un recuerdo de vuestra memoria? Seguramente os gustaría recuperar uno que ya hubiéramos perdido y que fuera importante pero, ¿y borrar una pequeña (o gran) parte de nuestra vida?
Podríamos quitarnos de una vez ese maldito recuerdo que una y otra vez vuelve a nuestra cabeza o, cuando una relación salga mal, simplemente desaparecería y no tendríamos que pasar por el mal trago posterior. También podría utilizarse para empezar de cero esa misma relación y no cometer los mismos errores que anteriormente. Sin embargo, para esto habría que saber en que momento la relación está a punto de acabar. En mi opinión existe una frase que cuando os la digan (generalmente al género masculino y sin venir a cuento) os provocará un estremecimiento completo del cuerpo: "Tenemos que hablar".
Podéis intentar haceros los listos diciendo: "Claro, todo el mundo necesita hablar, es una necesidad humana." Pero en ese momento ya no sirve. La cadena se ha puesto en marcha y cada vez avanza más rápido hacia el producto final sin apenas pasar por intermediarios ni descansos del personal, es más, en algunos momentos hasta tu mismo sin darte cuenta aceleras el proceso. La cagas.
Es el curso natural de las cosas, el río fluye siempre por su mismo cauce y en algunos momentos presenta aguas rápidas y complicadas de navegar. En ocasiones incluso cascadas, pero al final siempre se encuentra el mar. Tranquilo, observa al río que, trabajosamente ha logrado llegar, gota a gota, hasta su destino. Un destino que no puede cambiar. Intenta buscar otros caminos, evaporarse, pero las nubes terminan volviendo a dejarle en su sitio o incluso acelerar el proceso que quería frenar arrojándolo contra el agua salada, sin ton ni son.
El agua intenta colarse en todas partes, se refugia en un lago alejado de la costa, se marcha hacia el norte para convertirse en hielo, incluso se funde con las plantas o con las personas mismas, pero sabe que todo es un ciclo. Terminará en el mar inevitablemente.
Todos los caminos llevan a Roma, así que dejémonos llevar y disfrutemos el que nos toque.
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