Día de reyes. Lo lógico sería hablar de qué regalos me han traído o de lo bueno o malo que es el consumismo o de compartir este día en familia, cosa que en mi casa pasa siempre porque es el cumpleaños de mi hermano, vaya coincidencia. Llevaba un rato pensando en lo que me ha pasado hoy y en si tenía algún tema sobre el que escribir y de repente me he dado cuenta: el póker.
Este increíble y fascinante juego (o por lo menos a mí me lo parece) al parecer tiene su origen a finales del primer tercio del siglo XIX cuando los marineros de Nueva Orleans apostaban con una baraja de 20 cartas ganando quien tuviera la mejor mano (de cinco cartas). Más tarde se utilizó la baraja inglesa y se fueron añadiendo nuevos tipos de juego que comenzaron a internacionalizar esta engañosa diversión.
Existen dos tipos de jugadores de póker, a mi modo de ver. Los que juegan para divertirse y los que lo hacen para ganar dinero. En mi opinión, este número está en constante variación ya que se empieza jugando con la intención de pasar el rato, como un entretenimiento más, pero cuando uno gana dinero de verdad (poderoso caballero...) comienza su ambición y avaricia. Se deja de lado la diversión para dar paso a la utilidad. Por supuesto hay que mencionar la gran cantidad de jugadores profesionales que se dedican a ello y que podría decirse que han logrado fortunas considerables jugando al póker; sin embargo, para que alguien gane otra persona debe cambiarse al otro lado de la balanza, es decir, siempre que tu ganas, alguien pierde y generalmente (a no ser que juegues timbas ilegales o "partidas de amigos") la banca siempre saca provecho.
Hay muchas opiniones que parecen matemáticas y que hacen creer que el póker es cuestión de probabilidad y que todo consiste en buenas y malas rachas. Yo sin embargo no estoy tan seguro de ello. Eso podría ser cierto si no existieran los faroles. Como dice un compañero mío, las peores manos son las mejores manos, es decir, tu puedes no tener ninguna jugada, absolutamente nada, pero si sabes como confundir a tu(s) oponentes y hacer que piensen que tienes algo mejor que ellos, puedes hacer que se retire sin siquiera ver tus cartas (y sacarle una buena tajada).
En definitiva, el póker seguirá siendo un juego masivo y que acumulará un montón de dinero y gente alrededor por el simple hecho de parecer una forma de ganar dinero fácil. Yo por mi parte, seguiré jugando pero siempre con moderación. Ante todo, se trata de un juego en el que no tienen cabida las emociones y, en ocasiones, hay que saber perder.
Por último, haré solo un poco de publicidad gratuita a mi compañero de residencia César García (alias CesarSPA) que se encuentra en estos momentos descansando en su humilde habitación de hotel en las Bahamas y esperando el duro segundo día del torneo PCA de Pokerstars que tendrá lugar mañana. Mucha suerte para él y también para los jugadores de póquer, la vais a necesitar. (Los de mus, entre los que me incluyo también, no necesitamos la suerte. Solamente es necesario saber mentir un poco).
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